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sábado, 21 de diciembre de 2013

La Parábola del Sembrador

La Parábola del Sembrador
Nuevo Testamento > Evangelios > San Marcos > Parábola del sembrador (41:4:1 - 41:4:20)

Otra vez comenzó a enseñar junto al mar, y se reunió ante él una multitud muy grande; de manera que él entró en una barca mar adentro y se sentó allí, y toda la multitud estaba en la playa, frente al mar.

Y les enseñaba muchas cosas en parábolas. Les decía en su enseñanza:
“¡Oíd! He aquí un sembrador salió a sembrar.

Y mientras sembraba, aconteció que parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la devoraron.

Otra parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra, y en seguida brotó; porque la tierra no era profunda.

Y cuando salió el sol se quemó, y porque no tenía raíces se secó.

Otra parte cayó entre los espinos. Y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto.

Y otras semillas cayeron en buena tierra y creciendo y aumentando dieron fruto. Y llevaban fruto a treinta, sesenta y ciento por uno.”

Y decía: “El que tiene oído para oír, oiga.”

Cuando estuvo solo, los que estaban alrededor de él junto con los doce le preguntaban en cuanto a las parábolas.

Y él les decía: “A vosotros se os ha dado el misterio del reino de Dios; pero para los que están fuera, todas las cosas están en parábolas,

para que viendo vean y no perciban, y oyendo oigan y no entiendan; de modo que no se conviertan y les sea perdonado.”

Luego les dijo: “¿No comprendéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las parábolas?

El sembrador siembra la palabra.

Primero están estos que caen junto al camino donde se siembra la palabra. Y cuando la oyen, en seguida viene Satanás y quita la palabra que había sido sembrada en ellos.

Es por esta razón que una persona no regenerada (sin convertir), no puede tener entendimiento de Dios ni de las cosas espirituales:

« Espíritu, espíritu es. » (Juan 3: 3-6)Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. 

Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 

Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del espiritu espiritu es. 

También los que son sembrados en pedregales son aquellos que, cuando oyen la palabra, en seguida la reciben con gozo;

pero no tienen raíz en sí, sino que son de poca duración. Entonces, cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, en seguida tropiezan.

Son personas que su corazón está endurecido por el engaño del pecado., tienen fortalezas de pecado; pecados como el orgullo, soberbio, altivez, incredulidad, temor, etc., endurecen el corazón del ser humano y los convierten en pecadores empedernidos.

Y otros son los que son sembrados entre espinos. Ellos son los que oyen la palabra,
pero las preocupaciones de este mundo, el engaño de las riquezas y la codicia de otras cosas se entrometen y ahogan la palabra, y queda sin fruto.

Muchos creyentes al pasar el tiempo de convertirse pierden su primer amor, y el gozo de su salvación comienza a disiparse, el corazón se enfría, el amor a Dios se empieza a desvanecer y comienzan a preocuparse quizás mas por progresar económicamente, trabajan mas horas o se consiguen un trabajito extra si pueden, para obtener un ingreso económico adicional.

Y aquellos que fueron sembrados en buena tierra son los que oyen la palabra, la reciben y producen fruto a treinta, a sesenta y a ciento por uno.”

El apóstol Pablo es un ejemplo de buena tierra, ya que antes de convertirse, perseguía a la iglesia, pero luego de su conversión al evangelio cambio drásticamente y dio grandes frutos para el reino de Dios.

Al final de sus días, pudo expresar con gozo «He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.» (II Tim. 4:7 RVA 1960).

Otro ejemplo, el apóstol Pedro, que luego de Pentecostés, su predicación logró la conversión de 3.000 personas:

«Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. Y perseveraban en la doctrina de los .» (Hch. 2 RVA 1960)apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.