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miércoles, 23 de septiembre de 2015

No culpes a nadie, nunca te quejes de nadie ni de nada!



No culpes a Nadie 
Nunca te quejes de nadie, ni de nada, porque fundamentalmente Tú has hecho lo que querías en Tu vida.

Acepta la dificultad de edificarte a ti mismo y el valor de empezar corrigiéndote.

El triunfo del verdadero hombre  surge de las cenizas de su error.

Nunca te quejes de Tu soledad o de Tu suerte. Enfréntala con valor y acéptala.

De una manera u otra es el resultado de tus actos y prueba que Tu siempre has de ganar.

No te amargues de Tu propio fracaso ni se lo cargues a otro,
acéptate ahora o seguirás justificándote

Recuerda que cualquier momento es bueno para comenzar   que ninguno es tan terrible para claudicar.

No olvides que la causa de Tu presente es Tu pasado así como la causa de Tu futuro será Tu presente.

Aprende de los audaces, de los fuertes, de quien no acepta situaciones, de quien vivirá a pesar de todo, piensa menos en tus problemas y más en Tu trabajo y tus problemas sin alimentarlos morirán.

Aprende a nacer desde el dolor y a ser más grande que el más grande de los obstáculos,

Mírate en el espejo de ti mismo y serás libre y fuerte.

Confía en el SEÑOR,  se agradecido y EL TE BENDECIRA!!!

Ore como si todo dependiese de Dios y trabaja como si todo dependiese de ti.   Santiago 2,26

La fe sin obras está muerta.  Yo aumento tus fuerzas, éste día es para ti. Levántate y sé valiente.  Joel 3,10  Diga el débil, fuerte soy.


Entonces Jesús les dijo: "¿Por qué están atemorizados? ¿Cómo no tienen fe?" Marcos 4,40    En la angustia llamaste, y Yo te rescaté.  Salmos 81,7

lunes, 21 de septiembre de 2015

Prohibido quejarse



Pensaba que mi vida no iba bien. Sentía que algo siempre me faltaba. Entonces hablé con Dios.

- Me quejé de lo que me salió mal en el trabajo, pero no agradecí las manos que tengo para trabajar y el hecho de poder tener un trabajo que sustenta mi vida.
- Me quejé de tener que soportar el ruido de mis hermanos, pero no agradecí el hecho de tener una familia.
- Me quejé cuando no tenía lo que más me gustaba para comer, pero olvidé agradecer el hecho de tener qué comer.
- Me quejé de mi salario, cuando millones ni siquiera tienen uno por estar parados.
- Me quejé porque no apagaban la luz de mi cuarto al salir, pero no pensé en que muchos no tienen hogar donde tener alguna luz encendida.
- Me quejé de no poder dormir un poquito más, olvidando a quienes darían todo por tener su cuerpo sano para poder levantarse.
- Me quejé porque mi madre me reprendía, cuando millones desearían tenerla viva para poder honrarla y abrazarla.
- Me quejé porque no tenía tiempo, cuando me solicitaron dar una charla sobre Jesucristo, olvidando el privilegio que es poder hablar a otros de Su infinito Amor.
- Me quejé porque mi tren llegó tarde. Olvidé que hay millones de personas que han tenido que abandonar su casa y sus pertenencias, por sufrir persecución religiosa o por huir de la guerra, que viajan en tren buscando refugiarse en países más prósperos.

Dios me iluminó en esa conversación y entonces comprendí mi egoísmo y lo ingrato que he sido con Él. Fue cuando entonces comencé a agradecerle todas las cosas que había olvidado, y aún más de aquellas por las que tanto me quejaba.
Recuerda este proverbio: "Pobre del que, al final del día, no sepa qué agradecer ni a Quien".

¡Que Dios bendiga tu día! Y ya sabes... ¡no te quejes!

El Señor no vino a condenar el mundo, sino a salvarlo. Jn 3,17

Y lo hizo acogiendo a los pecadores que con plena confianza » Lc 15,1

Ya que Él les curaba el alma como un médico cura el cuerpo de los enfermos. Mt 9,12

No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. - Isaías 41,10

“Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas." "    Lucas 21, 12-19

Es más tener a Dios en el alma que oro en el arca». Bien cierto: si somos generosos con Dios, Él lo será más con nosotros.  San Austin