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miércoles, 27 de agosto de 2014

Marcar la diferencia.


 
Hace años un profesor de la Universidad John Hopkin asignó a un grupo de estudiantes graduandos la siguiente tarea: vayan a los tugurios. Tomen a 200 muchachos entre las edades de 12 y 16 e investiguen su trasfondo y ambiente. Luego predigan sus oportunidades para el futuro.
 
Los estudiantes, tras consultar las estadísticas sociales, hablar con los muchachos y copilar mucha data, concluyeron que el 90 % de ellos pasarían algún tiempo en prisión.
 
Veinticinco años después a otro grupo de estudiantes graduandos se le asignó la tarea de probar la predicción. Volvieron a la misma área. Algunos de los muchachos –para entonces hombres– todavía estaban allí, unos pocos habían muerto, algunos se habían mudado, pero se pusieron en contacto con 180 del grupo original de 200. Descubrieron que solo cuatro del grupo habían sido enviados a la cárcel.
 
¿Por qué fue que estos hombres, que habían vivido en un criadero del crimen, habían tenido tan sorpresivamente buen comportamiento? A los investigadores se les dijo una y otra vez: “Bueno, había una maestra…”
 
Ellos insistieron y descubrieron que en el 75 % de los casos se trataba de la misma mujer. Los investigadores visitaron a esta maestra que ahora residía en un hogar para maestros jubilados. ¿Cómo había logrado ejercer tan sorprendente influencia sobre ese grupo de muchachos? ¿Podría ella darles alguna razón por la que estos muchachos todavía la recordasen?
 
“No”, dijo ella, “realmente no podría” Y entonces, meditando sobre todos esos años, dijo graciosamente, más para sí misma que para sus interrogadores: “Amé a esos muchachos…”
 
Un gesto, una palabra, un toque, un abrazo o simplemente mirar a los ojos alguien mientras habla, puede marcar la diferencia. Tú has sido puesto en este mundo para hacer la diferencia.
 
Si sientes que tu vida ha perdido la razón. Te agobian los problemas y no encuentras solución. Levanta tu mirada y te abrazará el amor. Extiende hoy tus alas y dile adiós a tu temor.
 
El odio despierta rencillas; Pero el amor cubrirá todas las faltas. Proverbios 10,12.
Mejor es la comida de legumbres donde hay amor, Que de buey engordado donde hay odio. Proverbios 15,17.
 
Las muchas aguas no podrán apagar el amor, Ni lo ahogarán los ríos. Si diese el hombre todos los bienes de su casa por este amor, De cierto lo menospreciarían. Cantares 8,7.
 
Señor, Gracias por hacerme parte de tu familia por la pura gracia tuya. Quiero cada día serte fiel.

martes, 26 de agosto de 2014

Maratonistas


 
Los maratonistas aprenden varias lecciones importantes durante los años de entrenamiento:   No importa lo experimentado que sea un corredor, una pequeña piedra en el camino, un paso mal dado, una distracción o miles de otros obstáculos pueden aparecer en cualquier momento, interrumpiendo el paso del corredor y ocasionando un accidente o un daño.
 
Lo mismo ocurre en nuestras vidas y en el matrimonio. El tiempo prolongado que lleven de casados no brinda inmunidad a los problemas.
 
Los maratonistas aprenden a regular el paso para no agotarse en los primeros kilómetros de la carrera.
 
De la misma manera, las parejas debieran ser sabias al ver la relación como de largo alcance y así poner a los problemas y las diferencias en la perspectiva de un cuadro mayor.
 
Por último, los maratonistas, a excepción de unos pocos que encabezan el torneo, corren para mejorar sus propios tiempos. Corren para terminar la carrera y tratan de hacer su esfuerzo.
 
La competencia puede arruinar una relación. Lo mejor que cada uno puede hacer es procurar dar lo mejor de sí y esforzarse por lograr que la relación sea lo mejor posible.
 
La vida, y la vida de casados es un maratón. No basta con un gran comienzo para un matrimonio duradero. Se necesita determinación, para lograr llegar a la meta.
 
No distraerse es parte del éxito. Vaya tras su meta sin flaquear ni dudar. Mantenga los ojos puestos en la línea de llegada.
 
La felicidad no es el resultado de grandes momentos de éxito, sino de pequeñas cosas que nos suceden, día a día, que nos confirman que estamos en el camino correcto.
 
Es necesario que con paciencia cumplan la voluntad de Dios, si es que desean que Él les dé lo que les tiene prometido.Hebreos 10,36

fuente: http://www.renuevodeplenitud.com/

miércoles, 20 de agosto de 2014

Fijar La Mirada.


 
Un sabio, decía que nuestra forma de pensar se congela y nos quedamos recorriendo siempre los mismos caminos, pues la mente se fija a las cosas que pensamos. Hoy en día este fenómeno se conoce como “paradigma”.
 
Imaginemos que vamos en bicicleta por una carretera: el aire fresco golpeándonos el rostro; los árboles, las nubes, la naturaleza, las aves, los montes lejanos… Imaginemos que de pronto vemos una gran piedra en medio del camino.
 
Si fijamos toda nuestra atención en la piedra -es decir, en el obstáculo-, por más que sólo ocupe un breve espacio en la carretera, terminaremos chocándonos con ella.
Pensemos cuántas veces descubrimos un obstáculo en la vía y, al asumirlo como si fuera lo único, hacemos desaparecer todas las demás opciones (los árboles, las nubes, el resto del camino), dirigiéndonos irremediablemente hacia él, hacia la piedra.
 
No permitamos hoy que los obstáculos desvíen nuestra atención y nos hagan creer que ya no hay salida, siempre hay oportunidades que vienen con ellos.
 
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien.” Romanos 8,28
 
Y por eso Él es el mediador de un nuevo pacto, a fin de que habiendo tenido lugar una muerte para la redención de las transgresiones que se cometieron bajo el primer pacto, los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna.Hebreos 9,15
 
Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;1 Pedro 2,9
 
No devolviendo mal por mal, o insulto por insulto, sino más bien bendiciendo, porque fuisteis llamados con el propósito de heredar bendición.1 Pedro 3,9
 

martes, 19 de agosto de 2014

La Felicidad


 
Nos convencemos a nosotros mismos de que la vida será mejor después de casarnos, después de tener un hijo, y entonces después de tener otro. Entonces nos sentimos frustrados de que los hijos no son lo suficientemente grandes y que seremos felices cuando lo sean.
 
Después de eso nos frustramos porque son adolescentes (difíciles de tratar).Ciertamente seremos más felices cuando salgan de esa etapa. Nos decimos que nuestra vida estará completa cuando a nuestro esposo o esposa le vaya mejor, cuando tengamos un mejor auto o una mejor casa, cuando nos podamos ir de vacaciones, cuando estemos retirados…
 
La verdad es que no hay mejor momento para ser felices que AHORA.
¿Si no es ahora?, ¿Cuando? Tu vida siempre estará llena de retos.
Es mejor admitirlos y decidir ser felices de todas formas.

Una de mis frases favorita es de Souza, quien dijo: “Por largo tiempo parecía para
mí que la vida estaba a punto de comenzar, la vida de verdad. Pero siempre
había un obstáculo en el camino, algo que resolver primero, algún asunto sin
terminar, tiempo por pasar, una deuda que pagar, entonces la vida
comenzaría. Hasta que me dí cuenta que esos obstáculos eran mi vida
.”
 
Esta perspectiva me ha ayudado a ver que no hay un camino a la felicidad: La felicidad es el camino.
 
Así que atesora cada momento que tienes, y atesóralo más cuando lo compartiste con “alguien especial”, lo suficientemente especial para compartir tu tiempo, y recuerda que el tiempo no espera por nadie…
 
Así que deja de esperar hasta que termines la escuela, hasta que vuelvas a la escuela, hasta que bajes 10 kilos, hasta que tus hijos se vayan de casa, hasta que te cases, hasta que te divorcies, hasta el viernes por la noche, hasta el domingo por la mañana, hasta la primavera, hasta el verano, o hasta que mueras, para decidir que no hay mejor momento que este para ser feliz…
 
La felicidad es un trayecto, no un destino.

Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
Juan 10:10

Dando siempre gracias a Dios por todo al Dios y Padre, en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo
.  Efesios 5:20

Venid á mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar.
 Mateo 11:28
 

jueves, 14 de agosto de 2014

ARCA DE NOÉ



Se puede aprender mucho del Arca de Noé.
UNO: No debemos perder el barco
DOS: Recuerda que todos estamos en el mismo barco.
TRES: Planea con tiempo.  No estaba lloviendo cuando Noé construyó el arca.
CUATRO: Mantente en forma.  Cuando tengas 60 años, alguien podría pedirte hacer algo realmente grande.
CINCO: No hagas caso a las críticas; solo has el trabajo que debe ser hecho.
SEIS: Forma tu futuro en tierra alta.
SIETE: Por seguridad, viaja en pareja.
OCHO: La velocidad no siempre es ventajosa.  Los caracoles estaban a bordo junto con los chitas.
NUEVE: Cuando te encuentres estresado, flota por un rato.
DIEZ: Recuerda, el arca fue construida por principiantes, el Titanic por profesionales.
ONCE: No importa la fuerza de la tormenta, cuando estas con Dios, siempre hay un arcoíris esperándote.

 
Decídete  a seguir creyendo, aun cuando la gente pierda la esperanza. A seguir dando amor, aunque otros siembren odio. A seguir construyendo, aun cuando otros destruyan.  A seguir hablando de paz, aún en medio de una guerra. A seguir iluminando, aún en medio de la oscuridad.

lunes, 11 de agosto de 2014

Realmente Dios es Dios ?


 
-“Mamá, Dios no es Dios”
 
“¿Por qué hija?”
-“Porque le pido que me convierta en caballo y no lo hace. ¡Mira!” dice Ester, de cuatro años, cerrando fuertemente los ojos y esperando, al abrirlos, ser su animal preferido (y a la vez, en una espera inconsciente, ser satisfecha por ese Dios que le han dicho que todo lo puede). Y al día siguiente, me decía su madre, intentaba lo mismo pero con un león, aumentando su enfado y su decepción…
 
La cuestión es cómo hablamos de Dios, cómo les enseñamos a nuestros pequeños a hablarle y, por ende, cómo es nuestra forma de relacionarnos con Él. ¿En qué Dios creo yo? ¿En un Dios que tiene que resolverme el problema cada vez que aparece? Sé que no, pero caigo una y otra vez, cuando me veo envuelta, formulando dame esto o aquello… ¿En qué Dios creo entonces? ¿En un Dios que hace que las situaciones incómodas se esfumen por arte de magia? ¡Por supuesto que tampoco! Pero ahí estoy sorprendiéndome de nuevo deseando que convierta la varita en flor o que saque de la chistera el conejo de la suerte… Que con la cabeza lo sé pero… ahí estoy. Pobre Dios…
 
Y Antonio, que escuchaba atento a la conversación resolvió:
-“Dile que Dios no le convertirá en caballo, pero sí puede darle fortaleza, ni le convertirá en león, pero sí puede darle su valentía…”
 
Con quienes lo honran, Dios es tan tierno como un padre con sus hijosSalmo 103,13
 
«Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.  Mt7,7-12.

miércoles, 6 de agosto de 2014

El aguador de la India.



Cuenta la historia de un aguador de la India que, en los extremos de un palo que colgaba en sus espaldas, llevaba dos vasijas: una era perfecta y la otra estaba agrietada, y perdía agua. Ésta —triste— miraba a la otra tan perfecta, y avergonzada un día dijo al amo que se sentía miserable porque a causa de sus grietas le daba sólo la mitad del agua que podía ganar con su venta. El trajinante le contestó: —Cuando volvamos a casa mira las flores que crecen a lo largo del camino. Y se fijó: eran flores bellísimas, pero viendo que volvía a perder la mitad del agua, repitió: —No sirvo, lo hago todo mal. El cargador le respondió: —¿Te has fijado en que las flores sólo crecen a tu lado del camino? Yo ya conocía tus fisuras y quise sacar a relucir el lado positivo de ellas, sembrando s emilla de flores por donde pasas y regándolas puedo recoger estas flores para el altar de la Virgen María. Si no fueses como eres, no habría sido posible crear esta belleza.

Todos, de alguna manera, somos vasijas agrietadas, pero Dios conoce bien a sus hijos y nos da la posibilidad de aprovechar las fisuras-defectos para alguna cosa buena. Que nosotros también sepamos aprovechar las correcciones, las contrariedades —sufrimiento, fracaso, limitaciones— para “comenzar y recomenzar”, dóciles al Espíritu Santo para convertirnos a Dios y ser instrumentos suyos.
‘Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo y los consuma?’. Pero volviéndose, les reprendió» (Lc 9,54-55).
 
“Todo lo puedo en Cristo que me Fortalece”   Filipenses 4:13
 
Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas? Mat 6:25-27 

martes, 5 de agosto de 2014

Un sueño roto


 
Cuando una puerta se cierra, no te des por vencido, quizás hay otras puertas que no has visto y que se abrirán para hacer incluso mucho más de lo que inicialmente habías pensado. Cuál fue la última puerta que se cerró?
– Señor, quiero seguir tus pasos. No quiero hacer lo que creo que es bueno. Sino lo que tú dices que me es bueno.
 
"La brevedad de la vida solo nos muestra la eternidad que nos espera".
Ya encontraste la nueva puerta? No olvides con Dios siempre hay nuevas puertas delante de nosotros.
 
De cierto te bendeciré grandemente, y multiplicaré en gran manera tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena en la orilla del mar, y tu descendencia poseerá la puerta de sus enemigos. Gen 22,17
 
Conozco tus obras. Mira que delante de ti he dejado abierta una puerta que nadie puede cerrar. Ya sé que tus fuerzas son pocas, pero has obedecido mi palabra y no has renegado de mi nombre. Apoc 3,8

Fuente: http://www.renuevodeplenitud.com/

lunes, 4 de agosto de 2014

El decálogo del veraneante católico.


 
Dios no se toma vacaciones en su búsqueda del hombre...

1.- Vive la naturaleza: En la playa, en la montaña, en la serranía, descubre la presencia de Dios. Alábale por haberla hecho tan hermosa.

2.- Vive tu nombre y condición de cristiano: No te avergüences en verano de ser cristiano. Falsearías tu identidad.

3.- Vive el domingo: En vacaciones, el domingo sigue siendo el día del Señor y Dios no se va de vacaciones. Acude a la Eucaristía dominical. Tienes además más tiempo libre.

4.- Vive la familia: Dialoga, juega, goza con ellos sin prisas. Reza en familia. Asiste al templo también con ellos.

5.- Vive la vida: La vida es el gran don de Dios. No hagas peligrar tu propia vida y evita riesgos a la vida de los demás.

6.- Vive la amistad: Desde la escucha, la confianza, la ayuda, el diálogo, el enriquecimiento y el respecto a la dignidad sagrada de las demás personas.

7.- Vive la justicia: No esperes que todo te lo den hecho. Otros trabajan para que tú tengas vacaciones. Ellos también tienen sus derechos. Respétales y respeta sus bienes.

8.- Vive la verdad: Evita la hipocresía, la mentira, la crítica, la presunción engañosa e interesada o la vanagloria.

9.- Vive la limpieza de corazón: Supera la codicia, el egoísmo y el hedonismo. Vacación no equivale a permisividad.

10.- Vive la solidaridad
No lo quieras todo para ti. Piensa en quienes no tienen vacaciones, porque ni siquiera tienen el pan de cada día. La caridad tampoco toma vacaciones.

En todo tiempo seguimos siendo cristianos. En fin, estos diez mandamientos se vuelven a encerrar en dos: seguir dando «al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios», o dicho de otro modo, en vacaciones y en todo tiempo, sigue acordándote de Dios y del prójimo, relacionándote con ellos como si ellos se relacionarán contigo.

Dios no se toma vacaciones en su búsqueda de amor al hombre. Las vacaciones pueden ser tiempo excepcional para salir a su encuentro. Y es que en verano, seguimos siendo cristianos. Es más, tenemos una magnífica oportunidad de serlo y de demostrarlo.
Autor del texto: Obispo de Tortosa (España), Monseñor Javier Salinas Viñals.
 
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito (único), para que todo aquél que cree en El, no se pierda, sino que tenga vida eterna. Juan 3:16
 
Permanezcan en Mí, y Yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco ustedes si no permanecen en Mí. Juan 15:4