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lunes, 21 de noviembre de 2011

Quien no Arriesga Nunca Sabrá Cuando Gana

“Las grandes oportunidades de la vida son riesgosas.”
La mayoría de las personas les gusta sentirse seguros y ven el riesgo como algo negativo. No toman riesgos por temor a equivocarse, y a pesar de que puedan encontrarse en una posición que no les gusta prefieren lo seguro a poder intentar algo que no conocen.
¿Es usted de las personas que ven el riesgo como una cosa mala?
Si eres de esas personas que ven el riesgo como algo malo, que dicen que necesitan sentirse preparadas para dar ese gran paso que les llevará a sus sueños, a sus metas, al lugar donde les gustaría estar déjenme decirle que se están perdiendo gran parte de la vida.
Siempre he dicho que la vida es una aventura para ser vivida, que hay que buscar el crecimiento, Dios nos dio la bendición de fructificar y multiplicar, y eso no solamente se refiere a la parte biológica, El desea su crecimiento en todas las áreas de la vida. El nos diseñó para ir hacia adelante, nos diseñó para la grandeza, somos hechura suya.
Ahora la grandeza sólo se encuentra cuando soñamos, cuando diseñamos el plan, y avanzamos sabiendo quienes somos con nuestra misión hacia la visión o el sueño que El colocó en nuestros corazones.
Muchos no avanzan por temor a encontrarse con algo que no les guste y prefieren dejar morir sus sueños. Les comparto el siguiente cuento “La Puerta Misteriosa”
En un país en guerra, había un rey que causaba miedo. No siempre que tomaba prisioneros en las batallas los mataba, simplemente los llevaba a una sala donde había un grupo de arqueros de un lado y una inmensa puerta de hierro del otro lado, sobre la cual se veían grabadas figuras de calaveras cubiertas de sangre.
El rey hacía formar a los prisioneros en círculo en la sala y les decía:
“Ustedes pueden elegir entre morir atravesados por las flechas de mis arqueros, o pasar por esa puerta misteriosa”
Todos elegían ser muertos por los arqueros.
Tiempo después, al terminar la guerra, un soldado que por mucho tiempo había servido fielmente al rey, se dirigió al soberano y le dijo:
Señor, ¿le puedo hacer una pregunta?
Dime, soldado – repuso el soberano
¿Qué había detrás de la horrorosa puerta?
Ve y mira tú mismo, le respondió de inmediato el rey.
El soldado separó temerosamente la puerta pero, a medida que ella se abría, fueron entrando unos brillantes rayos de sol que iluminaron el ambiente. Finalmente descubrió que conducía a la libertad.
El soldado, admirado, sólo miró a su rey mientras éste le explicaba:
Yo les daba a todos la posibilidad de realizar una elección; pero ellos preferían morir antes que arriesgarse a abrir esa puerta.
¿Cuál va a ser su elección el día de hoy? ¿Cuál es la “puerta misteriosa” que le detiene?
Alcanzar la vida extraordinaria implica lucha y riesgos, implica salir de su zona segura.  Por ejemplo si usted desea hablar o cantar en público, es de esas personas que se sienten inseguras al hacerlo, le tiemblan las piernas, lo recomendable es que se ponga en acción, inscríbase en un curso de oratoria, expresión corporal, canto. Esté dispuesto a aprender e invertir en sus sueños.
La vida extraordinaria no se consigue deseando las cosas, no se consigue en “algún día”, se consigue accionando, tomando riesgos y haciendo que sucedan.
La vida extraordinaria la puede lograr trabajando sobre los dones y talentos que Dios le ha dado. Hay un mundo esperando por usted ¿Está listo para tomar riesgos o seguirá en su zona segura?
Hoy es el mejor día para tomar riesgos e ir tras nuestros sueños.
En amor y liderazgo,
Pedro Sifontes
Coach y Conferencista
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lunes, 7 de noviembre de 2011

Poemas de Amor Cristianos - Agradecido Me Siento - Videos Cristianos

Vive comprometido!


En 1939, un joven de veinticinco años de edad llamado Jonas Salk completó su entrenamiento en la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York. Desde niño soñaba con ser abogado pero de alguna manera, entre su graduación de la secundaria y su entrada a la universidad, su interés cambió de las leyes de la tierra a las leyes de la naturaleza. De modo que decidió ser doctor.
Quizás el cambio se debió a que su madre lo había desanimado sobre la carrera de abogado. Años más tarde comentó: «Mi madre creía que no sería un buen abogado, probablemente porque nunca le pude ganar en una discusión».
Sus padres, trabajadores inmigrantes, se sentían orgullosos cuando se graduó como médico pues él era la primera persona en la familia en recibir una educación.
Pero aunque escogió ser doctor, la verdadera pasión de Salk era la investigación. Lo intrigaban las afirmaciones científicas contradictorias que hacían dos profesores, lo que lo impulsó a estudiar inmunología, incluyendo la investigación sobre la influenza.
Durante su segundo año en la escuela de medicina, cuando se le presentó la oportunidad de pasar un año completo haciendo investigación y enseñando, no la desaprovechó. «Al final de ese año», recuerda, «me dijeron que podía, si quería, buscar un grado en bioquímica, pero preferí quedarme en medicina.
Creo que todo esto estaba ligado a mi ambición original, o deseo, que era servir en algo a la humanidad, por así decirlo, en un sentido más amplio que de uno a uno».
En 1947, Salk se convirtió en director del Laboratorio de Investigación de Virus en la Universidad de Pittsburg. Fue allí donde comenzó a investigar el virus de la polio. En aquellos días, la polio era una terrible enfermedad capaz de incapacitar a quien la padecía y que cobraba miles de vida cada año, siendo los niños las víctimas más frecuentes.
La epidemia de polio durante el verano de 1916 en Nueva York dejó 27.000 personas paralizadas mientras que otras 9.000 fallecieron. Después de ese año, la epidemia se hizo algo tan común que cada verano miles de personas escapaban de las grandes ciudades para tratar de proteger a sus hijos.
En la primera mitad del siglo XX, la investigación viral todavía se encontraba en pañales. Pero en 1948, un equipo de científicos de la Universidad de Harvard descubrió la manera de producir en el laboratorio grandes cantidades de virus, lo que permitió que la investigación se hiciera más amplia. Sobre la base de aquellos hallazgos científicos y otros trabajos de vanguardia, Salk empezó a desarrollar una vacuna contra la polio.
Después de más de cuatro años de continuo trabajo, Salk y su equipo de la Universidad de Pittsburg lograron desarrollar una vacuna en el 1952. Hicieron algunas pruebas preliminares con personas que habían contraído la polio y habían sobrevivido. Pero la verdadera prueba sería inyectar la vacuna, que contenía células inactivas de polio, en personas que no habían contraído la enfermedad.
Durante sus años de estudio, preparación e investigación, Salk había mostrado su dedicación ayudando a los demás. Sin embargo, una cosa es creer en algo que uno está haciendo y otra es comprometerse completamente con ese algo. En el verano de 1952, Jonas Salk inoculó con su vacuna a voluntarios saludables. Incluidos en ese grupo estaban él, su esposa y sus tres hijos. ¡Eso es compromiso!
El compromiso de Salk dio resultado. Las pruebas de la vacuna fueron exitosas y en 1955, él y su ex mentor, el Dr. Thomas Francis, hicieron arreglos para vacunar a cuatro millones de niños. En 1955 se habían reportado 28.985 casos de polio en los Estados Unidos. En 1956, ese número bajó a la mitad. En 1957 se registraron únicamente 5.894 casos. Hoy día en los Estados Unidos, gracias al trabajo de Jonas Salk y los subsecuentes esfuerzos de otros científicos como Albert Sabin, prácticamente no existen casos de polio.
Jonás Salk dedicó ocho años de su vida a derrotar el polio. Pero su verdadero deseo era ayudar a la gente, lo que demostró más aun al decidirse no patentar la vacuna que había creado. De esa manera, podría usarse para ayudar a la gente en todo el mundo. Podría decirse que el equipo con el que estuvo más comprometido fue con el de la humanidad.
 Muchos prefieren evadir los compromisos, pero sus vidas terminan ignoradas. Solo quienes viven con compromiso verán el cielo abrirse. Comencemos por comprometernos con Dios.
Has amado la justicia y aborrecido la maldad; Por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo, Con óleo de alegría más que a tus compañeros. Salmo 45:7
Mi alma ha guardado tus testimonios, Y los he amado en gran manera. Salmo 119:117
 Maxwell, J. C. (2001; 2003). Las 17 Cualidades Esenciales de un Jugador de Equipo; The 17 Essential Qualities of a Team Player (Page 28). Thomas Nelson, Inc.