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jueves, 31 de octubre de 2013

LUZ PARA EL CAMINO


 
Había una vez, hace cientos de años en una ciudad de Oriente, un hombre que caminaba por las oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida. La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella.
 
En determinado momento, se encontró con un amigo. El amigo lo reconoció y le preguntó: ¿Bruno qué haces con una lámpara en la mano, si tú eres ciego?
 
El ciego le respondió: Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco las calles de memoria. Llevo la luz encendida para que otros encuentren su camino cuando me vean…
 
No sólo es importante la luz que me guía a mí, sino también la que yo soy para otros. Podemos alumbrar nuestro propio camino y también ayudar con nuestra luz a que otros encuentren el suyo.
 
Alumbrar el camino de los otros no es tarea fácil. Muchas veces en lugar de ser luz y alumbrar a los demás, les aportamos nuestras propias sombras y les oscurecemos y dificultamos mucho más el camino.    Son las sombras del desaliento, la crítica, el egoísmo, la soberbia, el  desamor, el orgullo, la envidia, el odio, el resentimiento…
 
Nunca olvidemos que el verdadero poder está en la humildad y el servicio”. (Papa Francisco)
 
“Un líder no te dice lo que tienes que hacer, te muestra cómo se hace”. ‘’La grandeza no consiste en recibir honores, sino en merecerlos’’.
 
Si os mantenéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres." Juan 8,31-42 

miércoles, 30 de octubre de 2013

Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.


 

Cuentan que un día, muy temprano, salió a pescar una persona con mucho ánimo y contento, ya que presentía que pescaría mucho. Tenía todas las condiciones perfectas para hacer una gran pesca. Se monta en su bote, comenzó a remar y llegando no muy lejos de la orilla, allí lanzó el ancla. Prepara el hilo, prepara la carnada, pero antes de comenzar a pescar se puso en pie y comenzó a hacer una oración a Dios dando gracias por un día tan precioso y declarando la gran pesca de ese día.
 
Acto seguido, comenzó a pescar. Mientras el pescaba, a pocos metros de distancia había una persona observándolo con mucha atención. Esta persona notaba que cuando el pescador cogía un pez, lo media y decía: “Este mide 15 centímetros”; lo sacaba y lo colocaba en una cesta donde acomodaría toda la pesca del día, y continuaba pescando. Luego saca otro pez, y haciendo lo mismo dijo: “Este mide 16 cm.”; lo echa en la cesta y continúa su pesca.
 
El observador nota que el próximo pez que el pescador saca era bien grande, más del triple de los que había sacado anteriormente, y se sorprende cuando le oye decir: “Este mide mucho”, al tiempo que lo devuelve al agua.
 
Este patrón fue repetido en varias ocasiones, lo que llamó la atención de tal manera al observador, que decidido, comenzó a remar acercándose sutilmente al bote; saludando al pescador le pregunta: -”He visto que ha tenido muy buena pesca, pero he notado que los peces bien grandes los devuelve al agua. Porque siendo tan grandes los devuelve y no hace esto con los de menor medida?
 
-El pescador contesto:” Lo que sucede es que los peces grandes no caben en mi sartén que solo mide 16 centímetros”.
 
A veces pedimos a Dios grandes bendiciones y no estamos preparados para recibir todo lo bueno que Él tiene para nosotros.   Debemos expandir nuestra mente para poder recibir las cosas grandes que Dios nos tiene preparadas.
 
¿Cuánto mide tu sartén?

martes, 29 de octubre de 2013

Sí se puede


Sí se puede cuando estás decidido, cuando comprometes tu voluntad para lograr lo que deseas alcanzar.

Sí se puede cuando ante cada obstáculo muestras temple y con mayor decisión los empiezas a enfrentar.

Sí se puede si ante cada fracaso buscas reconocer tus propios errores, lo que te permitirá acumular sabiduría y todos tus sueños realizar.

Sí se puede si ante los conflictos mantienes una actitud positiva y, a pesar de las adversidades, tu ánimo no comienza a menguar, así, no habrá cima que no puedas alcanzar.

Sí se puede cuando ante los negativos y escépticos mantienes una sonrisa y la alegría se convierte en tu fiel compañera... siempre amigos podrás cautivar.

Sí se puede, cuando ante la duda y la incertidumbre, tu fé te mantiene firme.

Sí se puede, si tienes el coraje de vivir intensamente y haces de cada día, una fascinante aventura... La muerte, entonces, será una angustia que nunca llegará.

lunes, 28 de octubre de 2013

Él Sabe como te Sientes.


 
Un niño entró en una tienda de mascotas, buscando un perrito. El dueño de la tienda le mostró una camada de perritos en una caja. El niño miró los perritos. Levantó a cada uno de los perritos, los examinó, y los puso de nuevo en la caja. Después de unos minutos, caminó hacia donde estaba el dueño y le dijo: "Ya escogí uno"
 
¿Cuánto vale? El hombre le dijo el precio, y el niño prometió volver en unos días con el dinero. "No te tardes mucho", le advirtió el dueño, "los perritos como esos se venden rápido".   El niño se volvió y con una sonrisa inteligente le dijo: "No estoy preocupado, el mío estará aquí".
 
El niño se fue a trabajar, desyerbando, limpiando ventanas y jardines. Trabajó duro y ahorro su dinero. Cuando tenía suficiente para el perrito, volvió a la tienda. Camino hacia el mostrador y puso un poco de billetes. El dueño de la tienda clasificó los billetes y los contó. Después de verificar la cantidad, le sonrió al niño y le dijo: "Todo bien hijo, puedes ir a buscar tu perrito." El niño extendió la mano hacia la parte trasera de la caja y sacó un perrito flaco, cojo y se dispuso para irse.
 
El dueño lo detuvo. "No te lleves ese perrito" le refutó, "Es cojo. No puede jugar. Nunca correrá contigo. No puede ir a buscar nada. Llévate uno de los sanos". "No, gracias, señor", contestó el niño. "Este es exactamente la clase de perro que he estado buscando".
 
Cuando el niño se volvió para salir, el dueño iba a decir algo, pero calló. De pronto entendió.  Debajo de los pantalones del niño se veía un aparato para su pierna lisiada.
¿Por qué el niño quería al perro? Porque él sabía cómo se sentía. Y sabía que era muy especial.
 
Jesús sabe cómo te sientes. ¿Estás bajo presión en el trabajo? Jesús sabe cómo te sientes. ¿Tienes más de lo que humanamente puedes hacer? El también. ¿Toma la gente más de ti de lo que puedas dar?. Jesús entiende. ¿No te escuchan tus hijos?. ¿Tus estudiantes no se esfuerzan?. Jesús sabe cómo te sientes.
 
Eres muy valioso para Él. Tan valioso que se hizo hombre como tú para que vinieras a Él.
Cuando luchas, Él escucha. Cuando añoras, Él responde. Cuando dudas, Él escucha. Él ya pasó por eso.   Hay alguien que te aprecia por lo que eres, te acepta y te ama incondicionalmente, porque ha estado en tus zapatos.. Su nombre es Jesucristo
 
Porque no tenemos un sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza. Hebreos 4:15.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Llenando el cántaro

 
Cuentan que una vez un hombre envió a su joven hijo a llenar un cántaro al río, y le dijo que volviera lo antes posible. El joven obedeció y fue hacia el río mientras su padre le observaba de lejos.
 
Entonces este vio a su hijo poniendo el cántaro debajo de una cascada, y la fuerza del agua fue tal y la cantidad tan grande que el líquido no logró entrar al recipiente pues su cuello era demasiado delgado. Cuando el hijo llegó con el cántaro, le mostró como el cuello del mismo había sido roto por el fuerte y constante golpear del agua. Además, este hecho provocó que el agua llegará turbia y sucia. El padre preguntó entonces:
- ” Por qué simplemente no sumergiste el cántaro en el río? No veías que el agua de la cascada era demasiada para el cuello del cántaro?”. El hijo contesto:
“Sí, pero es que quería llenarlo lo más rápido posible”.
 
Muchas veces en nuestras vidas tratamos de” llenarnos” a nuestro tiempo en un mundo acelerado y convulsionado. Dios conoce nuestra capacidad, y sabe que si hacemos las cosas como nosotros queremos podemos hacernos daño pues no estamos capacitados para hacerlo en ese momento, por eso logramos las cosas a medias y el agua que conseguimos no es pura ni cristalina, sino turbia.
 
Queremos tener todo” ya” y en el proceso muchas veces nos lastimamos por no dejar que Dios nos sumerja poco a poco en la corriente calmada del río.
 
Sabes? Dios conoce tu capacidad, no quieras hacer las cosas en tu momento, pues Dios desea llenar tu cántaro hasta el tope, pero en SU momento y según TU capacidad.
Dios todo lo que hace tiene un propósito, todo es conforme a su voluntad. Solamente necesitas 5 minutos para hablar con Dios y Siente su amor, su gracia y su misericordia. 
 
El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Yahvé: «Esperanza mía y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré». Salmo 91
 
Por la mañana hazme oír Tu misericordia, Porque en Ti confío; Enséñame el camino por el que debo andar, Pues a Ti elevo mi alma.   Salmo 143, 8

lunes, 21 de octubre de 2013

El Paquete de Galletas.


 
Cuando aquella tarde llegó a la vieja estación le informaron que el tren en el que ella viajaría se retrasaría aproximadamente una hora.   La elegante señora, un poco fastidiada, compró una revista, un paquete de galletas y una botella de agua para pasar el tiempo. Buscó un banco en el andén central y se sentó preparada para la espera.

Mientras hojeaba su revista, un joven se sentó a su lado y comenzó a leer un diario.
Imprevistamente, la señora observó como aquel muchacho, sin decir una sola palabra, estiraba la mano, agarraba el paquete de galletas, lo abría y comenzaba a comerlas, una a una, despreocupadamente.
 
La mujer se molestó por esto, no quería ser grosera, pero tampoco dejar pasar aquella situación o hacer de cuenta que nada había pasado; así que, con un gesto exagerado, tomó el paquete y sacó una galleta, la exhibió frente al joven y se la comió mirándolo fijamente a los ojos.
 
Como respuesta, el joven tomó otra galleta y mirándola la puso en su boca y sonrió.
La señora ya enojada, tomó una nueva galleta y con ostensibles señales de fastidio, volvió a comer otra, manteniendo de nuevo la mirada en el muchacho.

El diálogo de miradas y sonrisas continuó entre galleta y galleta.
La señora cada vez más irritada, y el muchacho cada vez más sonriente.
Finalmente, la señora se dio cuenta de que en el paquete solo quedaba la última galleta.
“No podrá ser tan descarado”, pensó mientras miraba alternativamente al joven y al paquete de galletas.

Con calma el joven alargó la mano, tomó la última galleta, y con mucha suavidad, la partió exactamente por la mitad.
Así, con un gesto amoroso, ofreció la mitad de la última galleta a su compañera de banco.

- ¡Gracias! – Dijo la mujer tomando con rudeza aquella mitad.
- De nada. – Contestó el joven sonriendo suavemente mientras comía su mitad.
Entonces el tren anunció su partida…
La señora se levantó furiosa del banco y subió a su vagón.
Al arrancar, desde la ventanilla de su asiento vio al muchacho todavía sentado en él andén y pensó:
“¡Que insolente, qué mal educado, qué ser de nuestro mundo!”

Sin dejar de mirar con resentimiento al joven, sintió la boca reseca por el disgusto que aquella situación le había provocado. Abrió su bolso para sacar la botella de agua y se quedó totalmente sorprendida cuando encontró, dentro de su cartera, su paquete de galletas INTACTO.
 
Cuantas veces nuestros prejuicios, nuestras decisiones apresuradas nos hacen valorar erróneamente a las personas y cometer las peores equivocaciones.   Cuántas veces la desconfianza, ya instalada en nosotros, hace que juzguemos, injustamente a personas y situaciones, y sin tener aun el por qué, las encasillamos en ideas preconcebidas, muchas veces tan alejadas de la realidad que se presenta. Así, por no utilizar nuestra capacidad de autocrítica y de observación, perdemos la gracia natural de compartir y enfrentar situaciones, haciendo crecer en nosotros la desconfianza y la preocupación. Nos inquietamos por acontecimientos que no son reales, que quizás nunca lleguemos a contemplar, y nos atormentamos con problemas que tal vez nunca ocurrirán.
 
“Así que, no os congojéis por el día de mañana”   Mateo 6:34
 
Mantente fresco cuando otros estén furiosos y pierdan la cabeza. Tienes el control sobre tus emociones, no lo pierdas. No se trata de no demostrar tu molestia, sino de hacerlo mesuradamente, sin después arrepentirte de una acción cometida en un momento de descontrol.
 
Vive tu día, como si fuera el último. Ríe hasta no poder más, que nadie reirá por ti con tanta libertad y solo vive con el coraje, que no te has dejado vencer.
Siente el aire que te envuelve y dale tu alegría y vive cada día con esa pasión. Aprende a dejar el pasado atrás para así poder vivir.
 
No entiendes por qué estás pasando esta prueba. Te has cuestionado, ¿qué hice mal?, ¿por qué a mí?
 
Qué tal si en este momento solo le dices:   Tu Dios tienes un plan lo entenderé, Ya nada voy a cuestionar, Pues tu Dios tiene un plan…

miércoles, 16 de octubre de 2013

“La Mochila de Piedras”

Cuando tenía la edad de 17 años me introduje en el mundo de los maratones. Junto a mi entrenador el sargento Jiménez, un poco raro y alocado, nos levantábamos todos los días a las 5 am a entrenar. 
 
Ejercicios, rutinas y unos kilómetros eran parte del menú de cada día. Se acercaba el maratón Codetel, en el cual competiría por primera vez, y Jiménez me dijo: “¡Debemos trabajar en tu velocidad!” Desde hoy correrás con una mochila de piedras en la espalda. 
 
Así lo hicimos y los primeros días fueron infernales, pero luego me fui acostumbrando al peso en mi espalda. Ya corría, hacia lagartijas y la mayoría de las rutinas con mi mochila de piedras. 
 
Mi gran sorpresa estuvo en el día que el sargento me dijo: “¡Ya es tiempo de quitarte la mochila y correr por primera vez sin ella!”. Fue algo increíble, corrí tan rápido como nunca antes en mi vida, “¡Sentí que casi volaba!”. ¡Mi cuerpo se sentía libre!  
 
¿Te imaginas como seria tu vida sin esa mochila de piedras que llevas en tu espalda? Estoy seguro que si la abrimos cada piedra tiene su nombre. Miedo, decepciones, traiciones, orgullos, enfermedad, falta de amor, soledad, maltrato, desempleo, rencor, inseguridad y muchas más… 
 
Hoy tu entrenador quiere quitarte esa mochila a la que te has acostumbrado a llevar durante tanto tiempo en tu espalda. Dios quiere que seas libre y pongas todas tus cargas sobre El, para que puedas correr, “¡para que puedas volar!” 
 
Hoy es el día de quitar todo ese peso en tu espalda, hoy es el día de ser libre. ¿Cuál es tu decisión? 
 
“No te dejes vencer por el mal; antes bien, vence al mal con el bien”.    Rm 12,21
 
Yo veo que en medio de la muerte persiste la vida, en medio de la mentira persiste la verdad, en medio de las tinieblas persiste la luz..... Deduzco que Dios es vida, verdad, luz... Es amor...         Mahatma Gandhi
 
Cuando Dios te quita aquello que tenías agarrado, Él no está castigándote, sino simplemente abriendo tus manos para recibir algo mejor. Concéntrate en esta frase... "La Voluntad de Dios no te llevará donde la Gracia de Dios no te proteja".
 
Que tengas un día bendecido!
 

martes, 15 de octubre de 2013

“El Niño, La Mariposa y El Capullo”


 
Un hombre encontró un capullo de una mariposa y se lo llevó a casa para poder ver a la mariposa cuando saliera. Un día vio que había un pequeño orificio y que la mariposa forcejeaba duramente para poder pasar su cuerpo a través del pequeño agujero. 
 
El niño, en su bondad, decidió ayudar a la mariposa y con una pequeña tijera hizo el agujero más grande y ahí fue que por fin la mariposa pudo salir del capullo. Sin embargo, al salir la mariposa tenía un cuerpo muy hinchado y unas alas pequeñas y dobladas. El niño esperaba que en cualquier instante las alas se desdoblarían y crecerían lo suficiente para soportar al cuerpo.
 
Ninguna de las dos situaciones sucedieron y la mariposa solamente podía arrastrarse en círculos con su cuerpecito hinchado y sus alas dobladas. Nunca pudo llegar a volar. 
 
Lo que el niño en su bondad no entendió, fue que la lucha requerida por la mariposa, para salir por el diminuto agujero, era la forma en que la naturaleza forzaba fluidos del cuerpo de la mariposa hacia sus alas, para que estuviesen grandes y fuertes y luego pudiese volar. 
 
La libertad y el volar solamente podían llegar luego de la lucha. Al privar a la mariposa de la lucha, también le fue privada su salud. 
 
Algunas veces las luchas son lo que necesitamos en la vida. Si Dios nos permitiera progresar por nuestras vidas sin obstáculos, nos convertiría en inválidos. No podríamos crecer y ser tan fuertes como podríamos haberlo sido. 
 
Cuántas veces hemos querido tomar el camino corto para salir de dificultades, tomando esas tijeras y recortando el esfuerzo para poder ser libres.
 
"Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve."Hebreos 11:1
 
“En el mundo ustedes tendrá tribulación, pero TENGAN VALOR, ANIMO yo he VENCIDO al mundo” Juan 16,33
 
"Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin". Eclesiastés 3:11
 
Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. Eclesiastés 3:1.
 
Que tengas un día Bendecido!

martes, 8 de octubre de 2013

¿Cuál es?


¿El día más bello? Hoy.
¿La cosa más fácil? Equivocarse.
¿El obstáculo más grande? El miedo.
¿El mayor error? Abandonarse.
¿La raíz de todos los males? El egoísmo.
¿La distracción más bella? El trabajo.
¿La peor derrota? El desaliento.
¿La primera necesidad? Comunicarse.
¿Lo que más hace feliz? Ser útil a los demás.
¿El misterio más grande? La muerte.
¿El peor defecto? El mal humor.
¿La persona más peligrosa? La envidiosa.
¿El sentimiento más ruin? El rencor.
¿El regalo más bello? El perdón.
¿Lo más imprescindible? El hogar.
¿La ruta más rápida? El camino correcto.
¿La sensación más grata? La paz interior.
¿El resguardo más eficaz? La sonrisa.
¿El mejor remedio? El optimismo.
¿La mayor satisfacción? El deber cumplido.
¿La fuerza más potente del mundo? La fe.
¿La cosa más bella de todas? El amor.
¿Los mejores profesores? Los niños.
¿Las personas más necesarias? Los padres.
¿Una de las mayores alegrías? Tener amigos de verdad, saber que cuentas con alguien, aunque sepas que ellos no van a resolver tus problemas…
 
Pero toda esta belleza que encontramos en la vida… La tenemos gracias a los dones que Dios nos dio y a su infinito amor…   María Teresa De Calcuta
 
Mas tú, oh hombre de Dios, sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.   1 Timoteo 6:11

lunes, 7 de octubre de 2013

Jugar con Fuego


 
Con cada fósforo que encendían, mayor era la exaltación. El pequeño chisporroteo inicial, y luego la llamita amarillenta, hacían brillar los ojos. Para los cuatro niños era un juego apasionante.
A fin de aumentar el efecto, los niños se metieron en el guardarropa grande del dormitorio de los padres. La oscuridad hacía brillar más la luz de los fósforos, y allí encendieron los cerillos.
En muy poco tiempo ocurrió lo inevitable. El fuego pasó a la ropa colgada y pronto todo estuvo envuelto en llamas.
Fue tan intenso y rápido el incendio que no hubo tiempo para escapar.
 
Unos vecinos advirtieron el humo que salía por debajo de las puertas. Pero Josué, de cuatro años; Jesse, de tres; José, de dos; y Jeremías, de uno; más el tío de los niños, José Arriola, de veintiún años, murieron en el incendio. ¿Por qué tuvieron que sufrir esta horrible tragedia? Por jugar con fuego.
 
Jugar con fuego. La frase se ha hecho proverbial. ¿Cuántas personas no juegan con fuego? Y aunque por algún tiempo escapan a las consecuencias, a la larga el desastre siempre se produce.
 
El elegante y próspero hombre de negocios, de gran prestigio social, que se propone conquistar a su secretaria, juega con fuego. El incendio está a la mano y el desastre es inminente. Matrimonio, hogar e hijos tarde o temprano quedan destruidos.
 
La mujer joven y bella, madre con varios hijos, que se deja cortejar por un hombre guapo, también juega con fuego. En poco tiempo se queman ella y toda su familia. Bien lo dice el refrán: “El hombre es fuego, la mujer estopa; viene el diablo, y sopla.”
 
La gran verdad es que nunca se debe jugar con fuego. El incendio siempre anda cerca de la persona que ha puesto a un lado sus convicciones. Esa persona, sea quien sea, por jugar con fuego, se quema.
 
Por eso dice el sabio Salomón: ¿Puede alguien echarse brasas en el pecho sin quemarse la ropa? ¿Puede alguien caminar sobre las brasas sin quemarse los pies? Pues tampoco quien se acuesta con la mujer ajena puede tocarla y quedar impune. (Proverbios 6:27-29). Así como ningún pecado queda impune.
 
Sólo Jesucristo nos da la fuerza moral y la firmeza de voluntad para huir de todo fuego y tentación de pecado. Sólo Él nos dota de una moral firme y sólida, capaz de resistir las tentaciones de nuestra naturaleza pecaminosa. Cristo es nuestra única seguridad.

jueves, 3 de octubre de 2013

Un gusanito insignificante


 
A propósito de mi libro “La Mariposa Azul y los Regalos de Dios”
 
Cuenta la vieja historia que un buen día, un pequeño gusanito caminaba apresuradamente en dirección al sol. Al borde del camino, una vieja cigarra le pregunta adonde se dirige. Sin interrumpir el paso la oruga le contesta: “Anoche tuve un sueño. Soñé que desde la más alta punta de la gran montaña miraba todo el valle. Me gustó lo que ví en mi sueño y he decidido hacerlo realidad”.
 
Sorprendida, la cigarra le dijo mientras su amigo se alejaba: “¡Estás loco! ¿Cómo pretendes llegar? ¡Tú, una simple oruga! Para ti, una piedra será una montaña, un pequeño charco un mar, y cualquier tronco una barrera infranqueable”. Pero el gusanito ya iba lejos y no escuchó la severa advertencia. Sus pies no dejaban de moverse.
 
Luego se oyó la voz de un escarabajo: “¿Hacia dónde vas con tanto empeño?”. El gusanito, todo sudado y jadeante contesta: “Tuve un sueño y quiero realizarlo. Subiré a esa montaña y desde ahí contemplaré todo nuestro mundo”.
 
El escarabajo se explotó de risa: “Ni yo, con estas patas grandotas que tengo, intentaría una aventura tan ambiciosa”. Y se revolcaba en el suelo muerto de risa, mientras la oruga continuaba su camino, avanzando rápidamente unos cuantos centímetros.
 
Igualmente, la araña, el topo, la rana y la flor aconsejaron a nuestro héroe que desistiera. “¡No lo lograrás jamás!”, le decían, pero en su interior había un impulso que lo obligaba a continuar.
 
Agotado, a punto de morir, decidió pararse a descansar y preparar, con sus últimas fuerzas, un lugar para pasar la noche. “Mañana estaré mejor”, fue lo último que dijo, y murió.
 
Todos los animales del valle fueron durante días a mirar sus restos. Ahí estaba el gusanito insignificante, el animalito más loco del pueblo. Lo que se había construido era un verdadero monumento a la insensatez, digno de uno que murió por querer realizar un sueño imposible.
 
Una mañana en la que el sol brillaba radiante, todos los animales se congregaron en torno a aquello que se había convertido en una auténtica advertencia para los atrevidos. De pronto, sin embargo, quedaron atónitos.
 
Aquella concha dura comenzó a quebrarse y, asombrados, vieron unos ojos y una antena que no podían ser los de la oruga que creían muerta. Poco a poco, como para darles tiempo a reponerse del impacto, fueron saliendo las hermosas alas arco iris de aquel impresionante ser que tenían frente a ellos: una mariposa.
 
Todos cayeron en cuenta que se iría volando hasta la gran montaña a realizar su sueño, el sueño por el que había vivido, por el que había muerto… y por el que había vuelto a vivir. Todos se habían equivocado.
 
Y es que Dios nos ha creado para realizar un sueño. Vivamos por él, intentemos alcanzarlo, pongamos la vida en ello y, si nos damos cuenta que no podemos, quizás necesitemos hacer un alto en el camino y experimentar un cambio radical en nuestras vidas. Y entonces, con otro aspecto, con otras posibilidades y con la gracia de Dios, lo lograremos.
 
Buscando lo imposible, los hombres han encontrado y alcanzado lo posible, y aquellos que se limitaron a lo que visiblemente era posible, nunca dieron un paso.
 
“Echa lejos de ti esa desesperanza que te produce el conocimiento de tu miseria. Es verdad: por tu prestigio económico, eres un cero…, por tu prestigio social, otro cero…, y otro por tus virtudes, y otro por tu talento… Pero, a la izquierda de esas negaciones, está Cristo… ¡Y qué cifra inconmensurable resulta!”.(Camino 473, San Josemaría Escrivá).    Bendiciones y paz.

martes, 1 de octubre de 2013

Una Puerta Abierta a tu Meta.


 
Edwin C. Barnes tenía un deseo ardiente de convertirse en un asociado de negocios con el gran inventor Thomas a. Edison. No quería trabajar para Edison, quería trabajar con él.
Como un paso hacia convertir su sueño en realidad, Barnes solicitó trabajo en el laboratorio de Edison en Nueva Jersey. Lo contrataron como empleado de oficina y le pagaban el sueldo mínimo, lo que era algo muy lejos de una sociedad.
 
Los meses pasaron sin ningún cambio en su condición ni en su relación con Edison. La mayoría de la gente se habría rendido, sintiendo que su trabajo no la llevaba a ningún lado. Barnes, sin embargo, permaneció firme. Llegó a darse cuenta por completo del ambiente en la oficina y del trabajo de cada persona, y buscó maneras de lograr que el trabajo de cada uno fuera más placentero y eficiente. Sobre todo, permaneció dispuesto y optimista. Vio todo lo que hacía como preparación para el día cuando llegara a ser socio de Edison en una nueva empresa.
 
Llegó el día en que Edison le presentó a su personal de ventas su invención del dictáfono Edison. No creían que se vendería. Sin embargo, ¡Barnes vio esta máquina de apariencia extraña como su oportunidad! Se dirigió a Edison, anunciándole que le gustaría vender el dictáfono. Puesto que nadie más demostró entusiasmo alguno por él, Edison le dio la oportunidad al joven. Le concedió un contrato exclusivo para distribuir y promover la máquina de oficina por los Estados Unidos. Edwin Barnes tuvo éxito en alcanzar su meta de trabajar con el gran inventor, y al mismo tiempo lograr su meta de tener éxito en los negocios.
 
¿Tienes una meta en mente o en tu corazón hoy?
Puedes estar seguro de que la alcanzarás mientras sirves a otros y los ayudas a alcanzar sus propias metas. La ayuda que le ofreces a un miembro de la familia, a un vecino, a un compañero de trabajo o a tu jefe hoy regresará a ti en éxitos mañana…
 
Siempre que se busca el bien común se alcanza,  no  así cuando egoístamente solo se busca el bien individual, sin considerar al hermano.
 
Tal vez la oportunidad te llegue hoy disfrazada de mala suerte, derrota, rechazo o fracaso. Mira más allá de los problemas para considerar las posibilidades. En fe, ayuda a una persona a superar sus dificultades y te sorprenderás por las cosas buenas que Dios envía a tu camino.
 
Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos. Gálatas 6:10