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sábado, 20 de noviembre de 2010

En proceso

En proceso
Un cartel en el vestíbulo de un hotel en remodelación anunciaba: “Por favor, sea paciente. La renovación en progreso tiene algo nuevo y maravilloso”. ¡Quizá cada uno de nosotros necesite llevar un cartel como ese! Todos somos proyectos inconclusos bajo construcción, en vías de convertirnos en algo maravilloso. Al ser consciente de esto, podemos ser más comprensivos y pacientes con los demás, así como con nosotros mismos, mientras el trabajo está en marcha.

La esperanza es la anticipación de lo bueno. Como el vestíbulo del hotel en el desorden de la remodelación, nuestra esperanza existe pesar de las circunstancias actuales. ¿Cuál es la base de nuestra esperanza?

Para el cristiano, la esperanza no es simple optimismo ni la negación de la realidad. Cristo Jesús es la razón de nuestra esperanza, la Roca sólida de nuestra fe. Como escribió el autor del himno: “Mi esperanza solo descansa sobre la sangre y la justicia de Jesús”. Nunca vivimos sin esperanza si conocemos al Señor Jesús.

El objetivo de nuestra esperanza es ser como Jesús. Esta quizá parezca una meta muy elevada y que va más allá de nuestras posibilidades alcanzarla, y así es. Entonces, ¿Cómo la alcanzamos?

Las escrituras nos dice que “Cristo en ustedes” es nuestra esperanza (Colosenses 1:27). La transformación de nuestra vida a la semejanza de Cristo es una meta que es mayor que la vida. Como Pablo escribió a los corintios: es una desdicha tener esperanza solo para esta vida (1 Corintio 15:19). La esperanza cristiana es para esta vida y para la eternidad.

En una pequeña capilla en las colinas de las Tierras Altas de Escocia hay una frase en la puerta principal cincelada en lengua gaélica. La traducción dice: “Entra como eres pero no te vayas como viniste”. Cuando vamos a Jesús, podemos acudir como somos; pero de su presencia no vamos a salir iguales. Esa es nuestra esperanza.

Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra,
la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.
Filipenses 1:6


Tomado del libro: momentos de quietud con Dios
Por Editorial Unilit

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