EL PODER PERTENECE A
DIOS
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El pastor Bruce Larson relata la historia de
un aficionado que le gustaba observar a las águilas. Un día estaba sentado
sobre una roca, observando un águila que volaba en todo su esplendor. De
repente, gracias a su penetrante y aguda visión, la reina de las aves se
lanzó veloz entre el matorral y cuando salió, llevaba una presa entre sus
garras. Acababa de garantizar la comida del día.
Pero este aficionado continuó observando.
Primero con fascinación y después con aprehensión, porque el águila comenzó a
volar con dificultad, casi sin rumbo, sujetando todavía a su presa. Después
de un tiempo, comenzó a descender y a descender, hasta que cayó abruptamente.
Curioso, se acercó al lugar
donde el águila se estrelló contra el suelo. Cuando vio la tragedia,
descubrió que la poderosa ave había cazado un hurón, que es uno de los más
formidables roedores de las montañas; y mientras llevaba a su víctima, ésta
le había roído la barriga a punto de sacarle los intestinos.
Cuando nosotros pensemos que
estamos dominando, tengamos cuidado. Cuando pensemos que tenemos poder,
tengamos precaución. Nuestra “victoria” puede ser nuestra derrota. Nuestra
“conquista” puede transformarse en nuestra mayor tragedia.
“Una vez habló Dios”. No
necesita hablar más, su palabra es eterna. Cambia el rumbo de las cosas,
transforma y restaura. Nosotros hablamos muchas veces y no decimos nada. Dios
habló y el mundo llegó a la existencia. “El dijo y fue hecho, mandó y
existió”.
El poder es de Él y solamente a
Él pertenece. A veces lo presta, por amor, lo confía a la pobre criatura, y
ésta queda fascinada y comienza a pensar que es dios. ¡Cuidado! El poder que
nos fue confiado circunstancialmente es un don que necesitamos administrar
con sabiduría. Si no lo hacemos así, ese poder puede transformarse en un arma
que segará nuestra propia vida. Cuando pensemos que estamos cazando, podemos
ser cazados; cuando pensemos que estamos venciendo, podemos estar perdiendo.
“Una vez habló Dios; dos veces he oído
esto”. Si Dios no necesitó hablar más que una vez, ¿Por qué el hombre precisa
oír dos veces? Cuando nuestra alma escucha el eco de la voz de Dios una y
otra vez, hasta que el consejo divino llega a ser parte de nuestro propio
ser. Fijemos hoy nuestros ojos en el Dios del poder. Cuando todo falla en
esta vida, Dios todavía esta allí, listo para socorrernos, pero recordemos:
“Una vez habló Dios; dos veces he oído esto; que Dios es el poder”.
Tomado
del libro “Cada día mas sabio”, por Alejandro Bullón.
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Lo invitamos a nutrir su corazón con las perlas de agua viva que Dios pone a su disposición, aquí encontrara palabras que animaran su espíritu y le invitaran a reflexionar sobre el diario vivir, esperamos que sea alimento para Usted y un manantial que calme su sed al ver las cosas que Dios tiene para Usted.