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lunes, 31 de marzo de 2014

LA HIGUERA ESTERIL: Un Dios paciente y apremiante.


 
Lucas 13, 6-9.   Esta parábola expresa a la vez la urgencia de Dios en percibir frutos de conversión, y su tolerancia con la planta humana que se los debe dar. Pero en este caso el acento se carga no tanto en la paciencia de Dios cuanto en la exigencia de Dios.
 
Es al parecer la menos misericordiosa de las parábolas de misericordia. Pero es muy importante para darle dimensión y profundidad al misterio del amor y la misericordia de Dios. No podríamos formarnos una noción completa de estos, si no los pusiéramos en claroscuro con la santidad y la justicia de Dios. Si no mediara la posibilidad de un castigo, la bondad de Dios y su amoroso llamado al corazón del hombre carecerían de relieve, de dramatismo y hasta de seriedad.
 
La misericordia de Dios es un atributo esencial de Dios, pero no es un Dios débil, zonzo o a la buena, transigente, complaciente de todas las cosas.
 
Como personas creemos en un Dios serio, fuerte, eficiente, que sabe corregir y amonestar, que pone medios para obtener sus resultados y exige del hombre una contribución real para conseguirlos. Esto es lo que pone de relieve esta parábola.

Relatos paralelos:
Juan advierte: “Manifiesten su conversión con obras…el hacha está puesta en la raíz de los árboles. El árbol que no produce buen fruto, será cortado y arrojado al fuego. Mateo.3, 8-10
“El árbol que no produce frutos buenos, se le corta y se le arroja al fuego” Mateo. 7, 19.
“Al ver una higuera cerca del camino se acercó a ella, pero solo encontró hojas. Entonces le dijo: Nunca volverás a dar fruto. Y la higuera se secó de inmediato”. Mateo.21,19
 
Es importante para un creyente auténtico, que su relación personal con Dios esté fundada en el amor, no en el temor al castigo eterno. El temor al castigo no puede ser la causa del amor a Dios o de nuestra unión con El. Dios no quiere nuestro mal, está de nuestro lado y lucha con nosotros.

miércoles, 26 de marzo de 2014

¿Qué cuenta de verdad en mi vida?


Superar la tendencia a cerrarnos en nosotros mismos y para, en cambio, hacer espacio a DIOS.
 
Reflexionar sobre las tentaciones a las que es sometido Jesús en el desierto es una invitación a cada uno de nosotros para responder a una pregunta fundamental:

¿Qué cuenta de verdad en mi vida? 

En la primera tentación el diablo propone a Jesús que cambie una piedra en pan para satisfacer el hambre. Jesús rebate que el hombre vive también de pan, pero no sólo de pan: sin una respuesta al hambre de verdad, al hambre de Dios, el hombre no se puede salvar (cf. vv. 3-4).

En la segunda tentación, el diablo propone a Jesús el camino del poder: le conduce a lo alto y le ofrece el dominio del mundo; pero no es éste el camino de Dios: Jesús tiene bien claro que no es el poder mundano lo que salva al mundo, sino el poder de la cruz, de la humildad, del amor (cf. vv. 5-8).

En la tercera tentación, el diablo propone a Jesús que se arroje del alero del templo de Jerusalén y que haga que le salve Dios mediante sus ángeles, o sea, que realice algo sensacional para poner a prueba a Dios mismo; pero la respuesta es que Dios no es un objeto al que imponer nuestras condiciones: es el Señor de todo (cf. vv. 9-12).

¿Cuál es el núcleo de las tres tentaciones que sufre Jesús? Es la propuesta de instrumentalizar a Dios, de utilizarle para los propios intereses, para la propia gloria y el propio éxito. Y por lo tanto, en sustancia, de ponerse uno mismo en el lugar de Dios, suprimiéndole de la propia existencia y haciéndole parecer superfluo.

Cada uno debería preguntarse: ¿qué puesto tiene Dios en mi vida? ¿Es Él el Señor o lo soy yo?

Superar la tentación de someter a Dios a uno mismo y a los propios intereses, o de ponerle en un rincón, y convertirse al orden justo de prioridades, dar a Dios el primer lugar, es un camino que cada cristiano debe recorrer siempre de nuevo.

Convertirse, una invitación que escucharemos muchas veces en Cuaresma,

- significa seguir a Jesús de manera que su Evangelio sea guía concreta de la vida;

- significa dejar que Dios nos transforme, dejar de pensar que somos nosotros los únicos constructores de nuestra existencia;

- significa reconocer que somos creaturas, que dependemos de Dios, de su amor, y sólo «perdiendo» nuestra vida en Él podemos ganarla.

Esto exige tomar nuestras decisiones a la luz de la Palabra de Dios. Actualmente ya no se puede ser cristiano como simple consecuencia del hecho de vivir en una sociedad que tiene raíces cristianas: también quien nace en una familia cristiana y es formado religiosamente debe, cada día, renovar la opción de ser cristiano, dar a Dios el primer lugar, frente a las tentaciones que una cultura secularizada le propone continuamente, frente al juicio crítico de muchos contemporáneos.

Las pruebas a las que la sociedad actual somete al cristiano, en efecto, son muchas y tocan la vida personal y social. No es fácil ser fieles al matrimonio cristiano, practicar la misericordia en la vida cotidiana, dejar espacio a la oración y al silencio interior; no es fácil oponerse públicamente a opciones que muchos consideran obvias, como el aborto en caso de embarazo indeseado, la eutanasia en caso de enfermedades graves, o la selección de embriones para prevenir enfermedades hereditarias. La tentación de dejar de lado la propia fe está siempre presente y la conversión es una respuesta a Dios que debe ser confirmada varias veces en la vida.
(...)
En este tiempo de Cuaresma, renovemos nuestro empeño en el camino de conversión para superar la tendencia a cerrarnos en nosotros mismos y para, en cambio, hacer espacio a Dios, mirando con sus ojos la realidad cotidiana.

La alternativa entre el cierre en nuestro egoísmo y la apertura al amor de Dios y de los demás podríamos decir que se corresponde con la alternativa de las tentaciones de Jesús: o sea, alternativa entre poder humano y amor a la Cruz, entre una redención vista en el bienestar material sólo y una redención como obra de Dios, a quien damos la primacía en la existencia.

Convertirse significa no encerrarse en la búsqueda del propio éxito, del propio prestigio, de la propia posición, sino hacer que cada día, en las pequeñas cosas, la verdad, la fe en Dios y el amor se transformen en la cosa más importante.

martes, 25 de marzo de 2014

EL FARISEO Y EL PUBLICANO

Reconocer nuestro pecado.
 
Lucas 19, 10-14
En esta parábola del fariseo y el publicano la parte ostentosa y “mala” la hace un hombre que según la Ley era “bueno”, justo y cumplidor de la Ley.
La parte buena, regia, admirable, la hace un hombre que traficaba con su oficio, un recaudador de impuestos que se beneficiaba con las trampas y el chantaje.
Jesús presenta los hechos de tal manera que nos molesta el hombre justo puesto odiosamente de pie ante el altar y nos resulta en cambio agradable el hombre pecador que se golpea el pecho en el fondo del templo reconociendo su pecado.
 
En la parábola del hijo prodigo, ocurre algo semejante. El hijo menor, que abandona a su padre y malgasta sus bienes en una vida libertina, es el héroe de esta parábola. En cambio el hijo mayor que aparentemente es bueno, que es fiel a su padre, termina haciendo un papel mezquino.
 
En la parábola de la oveja descarriada es precisamente ésta el objeto de toda la fiesta. Las noventa y nueve no le dan al pastor tanta alegría.
En la parábola de los obreros de la viña, reciben una dura amonestación los que han trabajado todo el día. Los otros, los últimos, fueron pagados primero y con el mismo salario de los demás.
 
En la parábola del buen samaritano, el levita y el sacerdote, que llevan una investidura sagrada, se comportan sin corazón ante el herido. En cambio el papel de la perfecta caridad lo hace un pagano.

DESPERTAR EN NOSOTROS LA CONCIENCIA DEL PUBLICANO.
Nos presentamos como los más justos, los virtuosos y más honorables que los demás. Aceptar que somos pecadores y que estamos en un camino de conversión
Aceptar en lo íntimo de nuestro ser que somos pecadores.

Sin embargo, ser un “buen publicano” implica un paso de conversión: reconocer el pecado y actuar para vencerlo.
 

viernes, 21 de marzo de 2014

SIN PRETENSIONES

“No vayas tocando la trompeta por delante para ser considerado por los hombres” Mt 6,1. El evangelio nos llama a cultivar una actitud sobria, interior y religiosa. La fe en Dios y la solidaridad con los hermanos y hermanas pobres no se pueden convertir en un espectáculo frívolo. Vemos a los pobres, a los leprosos, a los niños de vientres hinchados deshidratados, como protegidos por la pantalla, como de lejos, nos hemos acostumbrado, insensibilizado.
 
La vida del cristiano necesita estar animada por el mismo espíritu de Jesús. De modo que la solidaridad se convierta en expresión de amor fraternal y la relación con el Padre Dios en un trato cálido, íntimo y profundo. Por tanto, las expresiones religiosas llenas de malabarismos, complicaciones y ostentaciones no están acordes con la espiritualidad cristiana. El que hace las buenas obras, comunicación de bienes, oración, penitencia, o sacrificio, por miras humanas, ya ha recibido su recompensa. Quien las hace por Dios, con sinceridad y desinterés, como expresión de la fe y del amor, recibirá la paga de Dios.
 
No encaja tampoco mucho hoy esta prohibición de Cristo, cuando de lo que alardea es de todo lo contrario, según las revistas del corazón y determinados espacios televisivos airean: profesión de agnosticismo, y cambios de parejas seguidos. Ahora las recompensas humanas se ofrecen al vicio y no a la virtud y los hay que no viven de otras rentas. Y en cuanto al reconocimiento de Dios, nos han dado una lección soberana, los que teniendo una religión tan pobre como los musulmanes, hacen una profesión de fe en Alá, tan contundente. Nuestros bautizados agnósticos, y nuestros católicos vergonzantes podían tomar nota.

martes, 18 de marzo de 2014

MIRARLE A LOS OJOS HENCHIDOS DE AMOR



Convertirse es también volver el rostro, dirigirse a Alguien que llama, porque es compasivo, y nos está invitando a recorrer un camino de penitencia y purificación interior para renovar nuestra fe y vivir de acuerdo con ella. No se cansa Dios de llamarnos, todas y cada una de las veces que experimentamos la derrota del pecado, para que volvamos a casa como el hijo pródigo, y podernos abrazar, vestirnos de nuevo y ofrecernos el banquete de su perdón y de su eucaristía. “Antes me cansé yo de ofenderle, que El de llamarme...
 
Castigabais, Señor, mis muchas maldades con nuevas mercedes” confiesa Santa Teresa, que nos aconseja: “No os pido sino que le miréis”. Para acoger un mensaje hay que elevar los ojos al mensajero. Una mirada de fe es la que puede salvar al pecador. Para convertirse lo primero es volver los ojos al rostro de Dios, que “se compadece de todos y cierra los ojos a los pecados de los hombres para que se arrepientan" Sabiduría 11, 24.

jueves, 13 de marzo de 2014

Cuando Cometes Un Error

Cuando Cometes Un Error

Un conserje del Banco First Security en Boise, Idaho, en una ocasión, por accidente, puso en la basura una caja de ocho mil cheques que valían ochocientos cuarenta mil dólares.  Esa noche, el operador del triturador de papeles con diligencia vació la caja de cheques en su máquina cortando así los cheques en pedacitos de papel  de un cuarto de pulgada. Luego vacío los pedacitos en un latón de basura en las afueras del banco. A la mañana siguiente, cuando el supervisor se percató de lo que había pasado, quería llorar.

La mayoría de los cheques habían sido cambiados en el banco y estaban esperando ser enviados a la casa de cobro.  Su pérdida representaba la pesadilla de un contador ya que la mayoría de los cheques estaban aún sin registrar y como resultado, los banqueros no podían saber quién pagó qué a quién.

¿Qué hizo el supervisor? Ordenó que los pedacitos de papel fueran reconstruidos. Entonces, cincuenta empleados trabajaron  en dos turnos, seis horas al día dentro de seis habitaciones, cambiando, combinando, pegando los pedazos como si fuera un rompecabezas, hasta que los ocho mil cheques fueran reconstruidos.

Humpty Dumpty puede que se haya caído de la muralla. ¿Pero los hombres del rey acaso trataron de pegar sus pedazos?

¡Si cometes un error, trabaja en la solución!

Un error no se vuelve una falta hasta que rehúsas corregirlo.

Proverbios 10:17
Por senda de vida va el que guarda la instrucción mas el que abandona la represión se extravía.

miércoles, 12 de marzo de 2014

REFLEXIONES PARA CUARESMA 2


 
Pecado. Siempre que hablo del pecado, sobre todo del pecado mortal, viene a mi mente el triste recuerdo de una tragedia que presencié un día. Un niño de unos tres años corría por el césped del jardín de su casa, perseguido por su madre: "¡Ven aquí, Jimmy!", gritaba ésta. "¡No atravieses el seto!". Pero Jimmy no le hizo ningún caso. Traspasó el seto y sorteó hábilmente los automóviles estacionados en la calzada, hasta que un coche que pasaba le lanzó por los aires. Su cuerpecillo roto fue a caer casi en brazos de su madre.

Dejando aparte el hecho de que Jimmy era demasiado joven para responder de sus actos, la escena recuerda mucho la actitud de Dios con los pecadores. "¡Ven aquí, ven aquí!", grita ansiosamente, con su gracia, cuando un alma corre hacia el pecado. Pero el pecador, ajeno a todo lo que no sea su deseo, hace oídos sordos a la voz de Dios y sale voluntariamente al encuentro de la muerte. La estupidez es un elemento siempre presente en el pecado.

Señor, no quiero ofenderte, pero a veces me olvido de Ti y, cuando llega el momento me vence la estupidez. Perdona, Señor, desde ahora con tu gracia odiaré el pecado, también los pequeños, y te pediré perdón por ellos en la confesión.

Coméntale a Dios con tus palabras algo de lo que has leído.
 
Cada obra de amor llevada a cabo con todo el corazón siempre logrará acercar a la gente a Dios. Madre Teresa de Calcuta
 
Velen y oren para que no entren en tentación; el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.   Marcos 14:38

martes, 11 de marzo de 2014

REFLEXIONES PARA CUARESMA


 
A Dios le afecta todo, porque lo ve todo. Felipe, uno de los apóstoles, era amigo de Natanael, y le dice a éste que quiere presentarle a Jesús, porque era el Hijo de Dios. Natanael duda mucho que un carpintero de un pueblucho como Nazareth, pudiese ser el Mesías. Pero Felipe se lo presenta, y con una frase de Jesús, Natanael se convirtió. Y ésta fue la frase: CUANDO ESTABAS DEBAJO DE LA HIGUERA, TE VÍ.

Algo habría hecho Natanael debajo de la higuera. No sabemos qué. Lo había hecho a solas, algo que nadie sabía. Pero resulta que, a pesar de haberse asegurado para estar solo, resulta que Jesús le vio. Y alguien que ve lo que sólo yo sé y hago, ése tiene que ser Dios. Por eso le contesta Natanael a Jesús: Tú eres el Hijo de Dios.

Esta mañana cuando te has despertado, Dios te estaba viendo. Y lo que has pensado cuando ese amigo te ha dicho tal cosa, Dios lo ha visto. Y eso que has guardado para que no te lo pidiesen, Dios te lo ha visto. Y ese esfuerzo por sonreír a ése que te cae mal, Dios lo ha visto... Y COMO DIOS VE TODO LO TUYO, TODO LO TUYO LE AFECTA.

Dios mío, que me dé cuenta de que todo el día y toda la noche estoy en Tu presencia. ¡Cuántas alegrías puedo darte en un día! ¡y cuánto dolor puedo causarte también en un día! ¡Creo que me ves y que me oyes! Gracias, y auméntame la fe.

Continúa hablándole a Dios con tus palabras.

viernes, 7 de marzo de 2014

EL PODER PERTENECE A DIOS

EL PODER PERTENECE A DIOS

 El pastor Bruce Larson relata la historia de un aficionado que le gustaba observar a las águilas. Un día estaba sentado sobre una roca, observando un águila que volaba en todo su esplendor. De repente, gracias a su penetrante y aguda visión, la reina de las aves se lanzó veloz entre el matorral y cuando salió, llevaba una presa entre sus garras. Acababa de garantizar la comida del día.

 Pero este aficionado continuó observando. Primero con fascinación y después con aprehensión, porque el águila comenzó a volar con dificultad, casi sin rumbo, sujetando todavía a su presa. Después de un tiempo, comenzó a descender y a descender, hasta que cayó abruptamente.

Curioso, se acercó al lugar donde el águila se estrelló contra el suelo. Cuando vio la tragedia, descubrió que la poderosa ave había cazado un hurón, que es uno de los más formidables roedores de las montañas; y mientras llevaba a su víctima, ésta le había roído la barriga a punto de sacarle los intestinos.

Cuando nosotros pensemos que estamos dominando, tengamos cuidado. Cuando pensemos que tenemos poder, tengamos precaución. Nuestra “victoria” puede ser nuestra derrota. Nuestra “conquista” puede transformarse en nuestra mayor tragedia.

“Una vez habló Dios”. No necesita hablar más, su palabra es eterna. Cambia el rumbo de las cosas, transforma y restaura. Nosotros hablamos muchas veces y no decimos nada. Dios habló y el mundo llegó a la existencia. “El dijo y fue hecho, mandó y existió”.

El poder es de Él y solamente a Él pertenece. A veces lo presta, por amor, lo confía a la pobre criatura, y ésta queda fascinada y comienza a pensar que es dios. ¡Cuidado! El poder que nos fue confiado circunstancialmente es un don que necesitamos administrar con sabiduría. Si no lo hacemos así, ese poder puede transformarse en un arma que segará nuestra propia vida. Cuando pensemos que estamos cazando, podemos ser cazados; cuando pensemos que estamos venciendo, podemos estar perdiendo.

 “Una vez habló Dios; dos veces he oído esto”. Si Dios no necesitó hablar más que una vez, ¿Por qué el hombre precisa oír dos veces? Cuando nuestra alma escucha el eco de la voz de Dios una y otra vez, hasta que el consejo divino llega a ser parte de nuestro propio ser. Fijemos hoy nuestros ojos en el Dios del poder. Cuando todo falla en esta vida, Dios todavía esta allí, listo para socorrernos, pero recordemos: “Una vez habló Dios; dos veces he oído esto; que Dios es el poder”.

Tomado del libro “Cada día mas sabio”, por Alejandro Bullón.

jueves, 6 de marzo de 2014

San Antonio y la mula


Predicaba San Antonio de Padua en Rímini (Italia). Allí los herejes patarinos habían desfigurado el dogma de la presencia real, reduciendo la Eucaristía a una simple cena conmemorativa.
Antonio, en su predicación, ilustró plenamente la realidad de la presencia de Jesús en la Hostia Santa. Mas los jefes de la herejía no aceptaban las razones del Santo e intentaban rebatir sus argumentos. Entre ellos, Bonvillo, que era el principal y se hacía el sabiondo, le dijo:
-Menos palabras; si quieres que yo crea en ese misterio, has de hacer el siguiente milagro: Yo tengo una mula; la tendré sin comer por tres días continuos, pasados los cuales nos presentaremos juntos ante ella: yo con el pienso, y Tú con tu sacramento. Si la mula, sin cuidarse del pienso, se arrodilla y adora ese Tú Pan, entonces también lo adoraré yo.
Aceptó el Santo la prueba y se retiró a implorar el auxilio de Dios con oraciones, ayunos y penitencias.
Durante tres días privó el hereje a su mula de todo pienso y luego la sacó a la plaza pública. Al mismo tiempo, por el lado opuesto de la plaza, entraba en ella San Antonio, llevando en sus manos una Custodia con el Cuerpo de Cristo; todo ello ante una multitud de personas ansiosas de conocer el resultado de aquel extraordinario compromiso contraído por el santo franciscano.

 
Encaróse entonces el Santo con el hambriento animal, y, hablando con él, le dijo:    -En nombre de aquel Señor a quien yo, aunque indigno, tengo en mis manos, te mando que vengas luego a hacer reverencia a tu Creador, para que la malicia de los herejes se confunda y todos entiendan la verdad de este altísimo sacramento, que los sacerdotes tratamos en el altar, y que todas las criaturas están sujetas a su Creador.
Mientras decía el Santo estas palabras, el hereje echaba cebada a la mula para que comiese; pero la mula, sin hacer caso de la comida avanzó pausadamente, como si hubiese tenido uso de razón, y, doblando respetuosamente las rodillas ante el Santo que mantenía levantada la Sagrada Hostia, permaneció en esta postura hasta que San Antonio le concedió licencia para que se levantara. Bonvillo cumplió su promesa y se convirtió de todo corazón a la fe católica; los herejes se retractaron de sus errores, y San Antonio, después de dar la bendición con el Santísimo en medio de una tempestad de vítores y aplausos, condujo la Hostia procesionalmente y en triunfo a la iglesia, donde se dieron gracias a Dios por el estupendo portento y conversión de tantos herejes.
Cristo está vivo, resucitado, en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, en la Eucaristía.   'El que come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida'. (Juan 6,54-56).

martes, 4 de marzo de 2014

Cuenta con tus dedos tus bendiciones…


 
A la edad de treinta y dos años a Doug McKnight se le diagnosticó esclerosis múltiple. Los dieciséis años siguientes le costaron su carrera, su movilidad y finalmente la vida.
Debido a la esclerosis múltiple no podía comer por sí mismo ni caminar; combatió la depresión y el temor.
 
A través de todo esto, nunca perdió el sentido de la gratitud. La evidencia de esto es su lista de oración. Los amigos de su congregación le pidieron que compilara una lista de sus peticiones para interceder por él. Su respuesta incluía dieciocho bendiciones por las que estaba agradecido, y seis preocupaciones por las cuales orar. Sus bendiciones superaban a sus necesidades por tres a una.
 
Doug McKnight había aprendido a estar contento.
Lo mismo ocurrió con la leprosa en la isla de Tobago. Un misionero de corto plazo la conoció en un viaje misionero.
En el día final, él conducía la adoración en una colonia de leprosos. Preguntó si alguien tenía una canción favorita.
 
Cuando hizo la pregunta, una mujer se volvió y dejó ver el rostro más desfigurado que se haya visto. No tenía orejas ni nariz. Los labios habían desaparecido. Pero levantó una mano sin dedos y preguntó: «¿Podemos cantar “Cuenta las riquezas que el Señor te da”?»
 
El misionero comenzó a cantar, pero no pudo terminar. Después alguien comentó: «Supongo que nunca podrá volver a cantar esa canción». «No» respondió, «la cantaré nuevamente, pero nunca de la forma en que lo hacía antes».
 
¿Espera que un cambio de circunstancias traerá un cambio en su actitud? Si es así, usted está en prisión, y necesita aprender un secreto para aligerar su equipaje.
Lo que tiene en El Señor su Pastor es mayor que lo que no tiene en la vida.
Mira tus manos y por lo menos cuenta con ellas las bendiciones que ya has recibido. Te darás cuentas que no te alcanzan los dedos para ellos. Sin más las bendiciones que los problemas en tu vida. Entonces no cuentes con los dedos y cuéntaselas a los demás.  Fuente:www.renuevodeplenitud.com

Por el Dios de tu padre, el cual te ayudará, Por el Dios Omnipotente, el cual te bendecirá con bendiciones de los cielos de arriba, con bendiciones del abismo que está abajo, con bendiciones de los pechos y del vientre. Génesis 49:25

Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz del Señor tu Dios. Deuteronomio 28:2

Porque le has salido al encuentro con bendiciones de bien; Corona de oro fino has puesto sobre su cabeza. Salmo 21:3

lunes, 3 de marzo de 2014

Círculo de odio

Un importante señor gritó al director de su empresa, porque estaba enojado en ese momento. El director llegó a su casa y gritó a su esposa, acusándola de que estaba gastando demasiado, porque había un abundante almuerzo en la mesa.
Su esposa gritó a la empleada porque rompió un plato.
 
La empleada dio un puntapié al perro porque la hizo tropezar.
El perro salió corriendo y mordió a una señora que pasaba por la vereda, porque estaba obstaculizando su salida por la puerta.
 
Esa señora fue al hospital para ponerse la vacuna y que le curaran la herida, y gritó al joven médico, porque le dolió la vacuna al ser aplicada.
El joven médico llegó a su casa y gritó a su madre, porque la comida no era de su agrado.
 
Su madre, tolerante y con un manantial de amor y perdón, acarició sus cabellos diciéndole: “Hijo querido, prometo que mañana haré tu comida favorita. Tú trabajas mucho, estás cansado y precisas una buena noche de sueño. Voy a cambiar las sábanas de tu cama por otras bien limpias y perfumadas, para que puedas descansar en paz. Mañana te sentirás mejor.”
 
Bendijo a su hijo y abandonó la habitación, dejándolo solo con sus pensamientos…
 
En ese momento, se interrumpió el CÍRCULO DEL ODIO, porque chocó con la TOLERANCIA, la DULZURA, el PERDÓN y el AMOR.
Si usted es uno de los que ingresaron en un CÍRCULO DE ODIO, acuérdese que puede romperlo con TOLERANCIA, DULZURA, PERDÓN Y AMOR.
 
 “Hay quienes hablan como dando estocadas de espada: Mas la lengua de los sabios es medicina.”Proverbios 12:18

La cordura del hombre detiene su furor; Y su honra es disimular la ofensa.”Proverbios 19:11

La blanda respuesta quita la ira: Mas la palabra áspera hace subir el furor.” Proverbios 15:1

Los sabios guardan la sabiduría: Mas la boca del loco es calamidad cercana”Proverbios 10:14